sábado, 31 de marzo de 2012

Calle porteña de viernes

Inhalo las penas de muertes venideras.
Uñas de la cara de tragedias
en mi lengua de iris.

En espacio de ausente lejanía
visten togas de oculto universo
hojas que yacen en vuelo tiesas

Al tiempo
ciruelas diamantinas
bullen un néctar indeciso.

Alunadas en destellos
se retiran en su alumbre
de a poco tenue, de a poco olvido.

Por demás, ahora,
tonalidades infinitas
sobre bruma en línea recta.

Falso colorido es este otoño,
mera hojarasca de desierto.

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